La vida desde
el otro lado del cristal parece distinta. Cuando los prejuicios se desvanecen,
las pupilas vibran distinto al contemplar el mundo. Las cosas materiales no son
tan sólidas, las apariencias no son tan aparentes y lo sutil cobra
protagonismo.
La vida desde
el otro lado del cristal es tan distinta… Si te miro, si te miro de verdad,
comprendo quién eres en un solo instante, por encima de tu pelo, tu color de
ojos, tu vestimenta y tu pose ante el mundo. Si contemplo (si los contemplo de
verdad) el mar, los árboles, la luna, el sol y las estrellas, me hago uno con
ellos, me diluyo en el agradable fluir del Universo, y mi “yo” se empequeñece y
engrandece a la vez.
La vida desde
el otro lado del cristal es tan distinta,,, Pero qué difícil es, a veces, romper
el dichoso cristal.
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