sábado, 23 de noviembre de 2013

Del Valparaiso a Al vent

             Tengo la sensación de haberme bajado de un tren -perdón, un barco- en marcha y no sé cómo volver a subirme. Antes de perder el rumbo, mi barco (mi vida) acababa de soltar amarras y en su horizonte aparecía, cada vez más cerca, un lugar llamado Libertad. A bordo del Valparaíso, por un momento creí, soñé y sentí que las cosas podían ser diferentes, que podía desprenderme de todo aquello que había estado pesando en mi vida a lo largo de los últimos años.
            Como siempre (y escribo esto con una sonrisa en los labios), cuando ya creía tener aprendida la lección, la vida me dio un revés -o dos- para ponerme a prueba y, de paso, cuestionar todo aquello que ya creía haber aprendido o superado.
            Los últimos ocho meses han sido agridulces y contradictorios. El nacimiento de mi hija y la partida de mi padre han desajustado todo de tal manera, que todavía sigo haciendo esfuerzos para digerir todo lo que ha sucedido, para reubicarme y para saber quién soy ahora y lo que deseo en esta etapa de mi vida.
            El Valparaíso se fue, como tantas otras cosas a las que amaba... Pero llegó Al vent, más grande, con más posibilidades...  Al vent, todavía no puede navegar como el Valparaíso: hay que cambiar la jarcia, las velas y ponerlo a punto. Es un barco fuerte, robusto, rápido, bonito en potencia... pero todavía le queda un gran trabajo por hacer para poder volar.
           Mi padre se fue y era una de las personas a las que más amaba... Pero llegó Marina, la personita a la que más amo en este mundo por encima de todas las cosas. En mi vida de antes, con las circunstancias de antes, había aprendido a desprenderme, a vivir y a ser yo misma. En mi vida de ahora, y con las circunstancias de ahora, todavía estoy en la puesta a punto.
           Como en todo proceso de preparación, hay días que resultan duros, cansados y nostálgicos. Sin embargo, cuando el optimismo me lo permite, veo tantas posibilidades, tanto potencial... Me gustaría pensar que esta nueva etapa que estoy viviendo es como Al vent: en reconstrución, pero mucho más rica, amplia y con muchos más matices de felicidad que la anterior.