martes, 29 de noviembre de 2011

CUANDO LOS CONTRATIEMPOS LLEGAN A TIEMPO…


A veces la vida es un sinsentido lleno de cosas con sentido.  Después de tanto tiempo sin escribir una línea,  llegó, por fin, el día.
Han pasado los meses y hoy, releyendo muchas de las cosas que escribí en su día, me parece que ha pasado una eternidad, que entre aquellos momentos y éste, hay un abismo.
Hace algunos meses hablaba con ilusión del inicio de la apasionada aventura de vivir a bordo de un velero (“nuestro” velero).  Ante mi y mi pareja se abría un mundo lleno de posibilidades y, sobre todo, un cambio rotundo de estilo de vida. Todas nuestras energías estaban puestas en este proyecto y parecía que, fuera del Valparaíso (nuestro barco), las cosas empezaban a desvanecerse: fuera de él, todo parecía perder importancia.
Pues bien, hace un par de meses, una llamada telefónica cambió todos nuestros planes. Estábamos momentáneamente reparando nuestro velero en un varadero de la zona cuando, desde el otro lado del teléfono, nos dieron una noticia que parecía increíble: el Valparaíso, nuestro querido Valparaíso, había caído al suelo y sufría graves daños. En un segundo, todos nuestros planes y proyectos se dieron de bruces contra el suelo y se destrozaron al igual que nuestro pobre velero.
Un mes después del suceso, mi pareja perdió su trabajo…
Cuando a uno le ocurren cosas así, siempre vienen acompañadas de la inevitable pregunta: ¿por qué? Os puedo asegurar que, aunque no lo parezca, todo tiene su respuesta. Las venturas y desventuras del Valparaíso en el varadero, nos dieron la posibilidad de contactar con mucha gente nueva que se dedicaba a reparaciones de barcos. Gracias a estos contactos y a la falta de dinero por parte de la compañía aseguradora, mi pareja empezó a plantearse la posibilidad de arreglar él mismo el barco con ayuda de un experto. Justo en este momento, perdió su trabajo, con lo que ganó disponibilidad de tiempo para embarcarse en este proyecto, a la par que aprendía un nuevo oficio… ¿Hace falta que diga que en su anterior trabajo era infeliz?
Después de haber vivido todas  estas cosas en los últimos meses, cada vez estoy más convencida de las palabras con las que empezaba este escrito: a veces la vida es un sinsentido lleno de cosas con sentido. Lo que a priori nos sucede y parece absurdo, suele terminar encajando en nuestras vidas de una manera tan clara que… en fin, todavía no sé cómo acabar esta frase.
En esta historia os he hablado mucho de mi pareja y poco de mi. Todavía estoy acabando de “encajar” estos sucesos en el puzzle de mi vida. Empiezan a encajar, os lo aseguro, pero eso lo dejamos mejor para otra ocasión.

1 comentario:

  1. Animos, todos tenemos cuestas que subir... Poco a poco las cosas siempre terminan encajando, aunque al principio cueste y algunas hasta duelan en el alma...
    Saludos...

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