lunes, 9 de mayo de 2011

El inicio de la aventura. Vivir a bordo.


Ha empezado la aventura. Cuatro días a bordo, despertando con la luz del sol entrando por la ventanita del camarote, sustituyendo el sonido de los coches por el de las drizas bailando con los mástiles y respirando cada mañana el olor a mar que entra desde mi terraza (el puerto). Simplificar la vida es tan extremadamente "simple" que me parece increíble haber tardado tanto en comprenderlo. Vivo, vivimos, en un cascaroncito flotante de 30 pies, en el que no tienen cabida trastos como una tele, lavadoras, ropa a raudales, tostadora, etc, pero en el que andan a sus anchas el amor y la libertad. He pasado por mi piso un par de veces para lavar ropa y recoger algunas cosas... Sensaciones contradictorias: ¿qué hago aquí? ¿cómo he podido vivir entre cuatro paredes y asfalto tanto tiempo? aunque, ¿me habré equivocado? ¿estaré tirando por la borda todo aquello que he construido? ¿estoy realmente en mis cabales?
Cuatro días es un suspiro en una vida, pero basta un segundo para cambiar el rumbo de tu existencia... No sé si esto es una aventura efímera o el inicio de una nueva manera de vivir y de ver el mundo. Tiempo al tiempo... El tiempo aclara el horizonte, fluyamos entonces con él.

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